viernes, 23 de enero de 2009

La luna y la daga. III

La caza (II)

Las horas se sucedieron, tiempo que aprovechó para meditar, y recitar en silencio los versos de los ritos de guerra. Así aislaría su consciencia de los horrores que iba a presenciar. Unos sencillos versos, que siempre precedían a la batalla, todo guerrero los conocía. Eran la única defensa frente a los demonios de Korne, de que el alma no fuera arrastrada a la disformidad y corrompida sin vuelta de hoja. Al anochecer, cuando volvió a abrir los ojos, ya solo quedaba el cazador, tomo la espada que tenia sobre su regazo y se deslizó fuera de su escondite.

Cerca de la jaula donde las habían metido dos mon-keigh montaban guardia, pero sus ojos apenas veían en la oscuridad, no como los de los Eldar con un mayor espectro. Trepó de un grácil salto hasta el techo del barracón pegado a la jaula. Se deslizó hasta estar sobre sus cabezas, y se lanzó sobre ellos. El que recibió el impacto hundió el rosto en la nieve embarrada, sosteniéndolo con un pie, el cazador rajo de un tajo el cuello del segundo luego hundió la hoja en el cuello del primero, finalmente entro en el barracón. Allí, amontonadas en un cajón estaban las armas de las hermanas, sus yelmos, sus joyas espirituales. Malditos, sabían que ningún Eldar haría nada arriesgado sin una de ellas, su ultimo deseo sería perder también el alma. Caminó a la puerta que daba a la jaula y destrozó la cerradura de un puntazo. El arma perfectamente forjada y diseñada corto el metal de la puerta como si de mantequilla se tratase, abrió la puerta y hizo una reverencia a las mujeres. Con una demostración de destreza desactivo el arma y su sistema de seguridad, luego se la tendió a su legitima dueña.

La exarca, una mujer mas curtida, de ojos negros y profundos lo examinó, con un gesto de la cabeza hizo a un lado su espesa melena riza. Ahora se podía ver una larga cicatriz en su mejilla derecha. Se levanto y camino hasta estar cerca del hombre.

-Saim-Velnezha Arthen, exarca de las espectros aullantes de Celná, hija de Saim-Brurnit Arthen. ¿Y vos, querido vagabundo?
-Altheniar, escorpión asesino del templo de Nelriek, hijo de la luna y la daga.

La mujer se lamió un diminuto corte en el labio, y camino hacia el cajón. Altheniar se hizo a un lado y cuando las mujeres se hubieron equipado, la exarca se giro hacia el.

-Un guerrero de la senda del escorpión tendría su espada. Pero viendo tu aspecto deduzco que no es así. -La mujer tendió un arma con la empuñadura hacia el -Tomala, nuestra hermana caída no se opondría, y toma su joya espiritual, as de vengarla.
-No es un buen momento.
-Tenemos el factor sorpresa.
-Nos superan en numero y estáis heridas muchas de vosotras.
-Sigo siendo tu superior. -La mujer se acerco hasta el mirándole a los ojos fijamente.
-Yo tu liberador.

Tras unos segundos la mujer cedió con un gesto de la cara.

-Desde luego, noto en tus ojos el cazador.
-Hay poca guardia, con tu ayuda podremos eliminar a los demás y permitir que los espectros escapen al bosque, luego nos reagruparemos en el.
-De acuerdo.



La mujer se giró a sus hermanas y estas asintieron, la exarca se colocó su mascara. Luego ambos salieron por la puerta. Los Eldar dados sus ligeros cuerpos, y gráciles pasos son una raza, veloz y sigilosa. Y sus armaduras acompañan a estas dotes, creadas con hueso espectral se amoldan a los suaves movimientos del guerrero, siendo flexibles como la tela, pero endureciéndose frente a cualquier ataque. Incluso sus armaduras más pesadas, no estorban mucho más que una leve molestia.

Nada más salir se dividieron, con gracia y sigilo acabaron con los seis guardias restantes, incluidos los de las torres. Para ese momento el resto de los espectros ya habían creado una salida con sus espadas y huido por el bosque. La pareja se reunió en la abertura, Altheniar estiro la mano indicando que ella pasara delante, luego salió el. Corrieron hasta el linde del bosque, entonces, uno de los perros comenzó a ladrar y no tardo en dar la voz de alarma.

Apuraron el paso hasta las guerreras y la mujer tomo la palabra.

-Hermanas, debéis huir, dad un rodeo y luego encaminaros al portal warp, el vagabundo y yo os cubriremos la retirada.

Altheniar asintió, como signo de aprobación. Las mujeres se perdieron en la espesura.

-Estas loca, ¿Lo sabes, verdad?
-No, solo soy curiosa. La luna, supongo que te refieres a la media luna, era un símbolo del castigo por imprudencia. Y la daga es por una traición. ¿Me equivoco?
-No.
-Me lo cuentas, o ¿tendré que esperar a que acabe la batalla?
-Si salimos de esta, puede.
-Nos vendría bien un hombre como tu.
-En Saim-Hann seguís con vuestro sistema tribal. Supongo que no destacare tanto.

La mujer asintió y se preparo, la mayor parte de las fuerzas salieron por la puerta principal buscando a ciegas. Solo el comisario, un par de hombres y un perro salieron por la parte de atrás. El perro los olio nada mas salir para salir corriendo hacía ellos detrás los soldados.

El animal en cuanto vio a la mujer se lanzó a por ella, esta respondió descargando un grito potenciado por su mascara. Antes de que pudiera dar un paso más el animal se desplomó sangrando por sus delicados oídos, aturdido y sufriendo terriblemente intentó en vano levantarse. De dos ágiles zancadas la exarca acabo con el sufrimiento innecesario del animal decapitandolo. Al ver esto los dos soldados cargaron contra ella aprovechando su distracción momentánea.

En ese momento Altheniar corrió a interponerse con el comisario. Una vez frente a el, lo saludó con la espada desafiándolo. Este respondió y ambos se pusieron en distancia.

-Veamos de lo que eres capaz. -Dijo el comisario en su Gótico natal.
-¡En guardia! -Respondió Altheniar en el Gótico imperial.

El comisario se afirmó y ambos comenzaron a camiar en círculos, estudiando a su adversario. Apremiado por la retirada Altheniar lanzó un puntazo buscando medir la velocidad de respuesta. El mon-keigh reaccionó con presteza desviando la hoja, acompañó el movimiento con un giro de muñeca para enlazar las armas y avanzó para que el arma probase la carne. El Eldar mantuvo la distancia, añadio un paso lateral para apartarse de la linea de la espada. El comisario retrocedió para no exponerse y cambió a una guardia larga. Altheniar comenzó una segunda finta, ligando las hojas, cuando sintió que comenzaba la contra, dejó que esta impulsase el arma y dio un tajo. Sorprendentemente el comisario reaccionó a tiempo y alzo el arma para bloquear. En el ultimo instante el Eldar redirigió la hoja y trazó una media luna que besó el costado del mon-keigh. Pero esto dejó expuesto a Altheniar, y la respuesta no tardo en llegar en forma de otro tajo, por instinto dio unos pasos hacia atrás, pero aun así, la arcaica arma de energía cortó una larga linea en el pecho del Eldar abriendo también una leve herida. Altheniar se reafirmo y aprovechó la distancia para lanzar una chanza.

-¡Valla! Si corta como un cuchillo de untar el pan.
-Ya es más que la tulla Xeno.

Entonces el mon-keigh pasó al ataque, lanzando dos rápidas puntadas, Altheniar dio un paso atrás y otro en angulo, lanzó la mano al brazo armado de su adversario para aferrarlo, mientras cruzaba las espadas y avanzaba con un paso curvo. Detuvo su hoja frente al rostro del comisario.

-¿Es necesario que acabe con tan magnifico esgrimidor?
-Me reuniré con el emperador.
-Si vives evitaras que muchos buenos hombre se reúnan con el. Le sirves más vivo, que muerto.
-Y a ti por qué había de preocuparte.
-Soy un militar, no un asesino, se que tu no matarías aun enemigo derrotado.

El comisario se sorprendió, momento en que Altheniar lo desarmó. La exarca ya había dado cuenta de los hombres de otro grito y ahora corrían aterrados.

Para cuando el comisario salió de su estupor la pareja de Eldar se había perdido en el bosque, frente a el, estaba su sable clavado de punta en el suelo. Colgando de el, una hermosa runa de plata.

Ambos guerreros corrieron en silencio, hasta alcanzar el portal warp, allí, sin más fuerzas y herido Altheniar se desplomó. Las guerreras rescatadas lo llevaron al interior, en cuanto lo tumbaron en una camilla terminó de perder la consciencia. Ahora el hambre también se aunaba a su dolor.


I see U in Battle.

viernes, 16 de enero de 2009

La herencia perdida V

Sigo retomando sagas inacabadas. No os cortéis a la hora de comentar.

Día 4

La noche anterior a Grimor le había costado dormir pensando el porqué de la actitud de su amigo, así que se despertó somnoliento. Recorrió el pasillo bostezando y entró de un portazo en el estudio de su anfitrión, el cual tenía cara de no haber dormido en toda la noche, terminó de bostezar y se frotó los ojos mientras paladeaba el bostezo.
-Nezezito dormir…
El elfo sonrió mientras asentía con la cabeza.
-Tienes cara de ello, pero incluso yo echaría una cabezada. No he pegado ojo en toda la noche. No sé si podré darlo todo en caso de necesidad, creo que habría que buscar otro grupo.
-Umm, ezo estaría muy bien zi no fuera una cobardía. Azí que dime, ¿por qué no la kierez en el grupo?
-Es la hija, de una antigua amada… me abandonó por un humano, la canción que cantaba el otro día su hija, la compuso para que tuviera un recuerdo de ella. Luego en cuestión de días, olvidó veinte años de relación. Sé que para un elfo es poco, pero yo era joven… luego supe que se había quedado embarazada. El hombre desapareció dejándola sin nada y yo no pude evitar ir corriendo a ayudarla. Ella rechazó toda ayuda, así que crió a su hija como mejor pudo y hace unos meses murió a manos de otro hombre del que se había enamorado. Redoblé mis estudios de magia para poder traerla a la vida de nuevo pero parece que eso escapa de la magia arcana. Y pese que ahora tengo el dinero suficiente como para pagar una resurrección en un templo, los clérigos dicen que su alma se niega a volver, o está atrapada. Así que estudio hechizos con los que ponerme en comunión con ella para disuadirla de que vuelva… pero hasta ahora han fallado todos. Mi última conclusión es que su alma ha sido encerrada en algún lugar.
-Zi ezo ez cierto, yo te ayudaré a rezcatarla.
-¿Cómo? Estoy harto de esta causa perdida. Desde una temporada a esta parte, mi brillante carrera como maestro de magia ha hecho agua, bebo tanto o más que un enano y ahora tengo a su hija en mi casa… la cual es la viva imagen de su madre y además ayer intentó seducirme. No puedo decirle la verdad… no me creería… y no soy quien para tratarla como un padre.
-Bueno, debez de zer la perzona que máz ze preocupa por ella, y lo máz cercano a un padre. Y yo creo que zí podrás decirle la verdad.
-¿Cómo le dices a alguien que estás tan enamorado de su madre, que pese a que no parece querer renacer, tú no has cesado de intentarlo? ¿Cómo lo haces, sin que te odie por mancillar a su madre? ¿Le cuento que su madre llegó al punto de odiarme por querer ayudarla y aconsejarla? No fui prudente cuando se largó, pero le dije todo lo que sabía, tejí poderosos hechizos de protección sobre ella… escudriñé al hombre que la abandonó y supe que pasaría eso. Pero no me creyó… aun así, no fui tras él para hacerle pagar por tal villanía.
-Hum, olvídala, deja que dezcanze en lo que la vida le deparó. Además, ziempre puedez combertirte en el padre que nunca tuvo.
-No cesaré mi empeño hasta saber si está bien su alma ¡NO PUEDO!- tras esto cerró de golpe el libro que sostenía en la mano, caminó hasta las cuerdas que controlaban los pesados cortinajes de su claraboya y dejó que la luz del amanecer entrara por ella.
-Zi zu alma eztá atrapada, la liberaremoz. Pero no puedez permitir que ello te conzuma. Zi lo haces, habrás malgaztado tu vida. Vamoz, zon muchoz ziglos llorando, eso te matará. Piensa en todo lo bueno que pierdez. Zé fuerte, puedez dejarte amilanar y lloriquear como loz perdedorez que no llegan a nada o puedez plantarle cara a la vida, ezcupirle a la cara, gritar que erez máz fuerte que todo ezo, resarcirte y dar un paso adelante.
-Lo intenté, pero no pude solo. Siempre llevé una vida de estudio y retiro.
-Humm, coge, dile la verdad a eza semielfa, luego confirma donde ezta el alma de tu amada y haz lo que zea oportuno.
-Soy inteligente, y siempre me sentí orgulloso de mi capacidad para dar mil vueltas a algo hasta sacarle todo el jugo posible. Ahora se vuelve contra mí…
-Zé a qué te refierez, no zoy tonto, aunque me guzta zer inocente. Pero la vida no me deja serlo, azí que me cuenta cozaz que me llevan a penzar y penzar. Aun azí, cojo y me obligo a zeguir adelante, con la ezperanza de algún día poder zer plenamente feliz. Tener el poder, dinero… ezo no me zervirá de nada zin amigoz. Nunca me llegué a enamorar de verdad, pero lo he vizto un millar de vecez.
-Está bien, dame tres días. Habré concluido mis exploraciones mágicas en busca de su alma. Si está en el plano de su dios empezaré a olvidarla, si está en éste… desataré la mayor de las iras sobre el que semejante acto de villanía cometió.
Grimor aceptó de mala gana y volvió a su cama a dormir hasta prácticamente la noche. Se levantó lleno de energía dispuesto a comerse lo que le arrojara la ciudad, devoró la cena y arrastró con él a la semielfa y al clérigo, dando la tranquilidad que necesitaba el mago para llevar acabo sus adivinaciones.

El grupo caminó hasta una taberna bastante mediocre, allí bebieron y bebieron, Grimor participó en varios juegos de beber donde ganó por goleada haciéndole perder el control y la memoria. También nombrándolo como el mejor bebedor del barrio… como mínimo.


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