jueves, 18 de septiembre de 2014

Arem "Norteño" Holf

            Arem Holf, hijo de Niets “Frodi” Holf y Sonje “Streki” Faust. El cuarto de siete hermanos, de lacio pelo rojo como su madre y de ojos verdes como su padre, levanta del suelo seis pies y una pulgada, pesando ciento cincuenta libras.

            Formado por su padre en el culto a Tyr durante la niñez en Orenheim. A la edad de nueve años, su familia se muda a Enor para estrechar lazos entre los Holf y los Faust. Allí, viviendo en la casa de su tío materno Arnaldo Faust, prosiguió su devoción.

            Entre los hombres de Arnaldo se encontraba un sargento conocido por entrenar a buenos espadachines, así que tan pronto fue capaz de empuñar el arma de entrenamiento comenzó su aprendizaje en el arte de la esgrima.

            A la edad de quince años sus estudios tanto en metafísica, teología e historia comenzaron a solaparse con otros más prácticos sobre cómo tratar heridas y enfermedades, junto con sus obligaciones diarias que lo entrenaron en la negociación.

            Al cumplir los diecisiete ya había visto cómo sus hermanos y hermanas mayores habían sido comprometidos con familias de diferentes regiones para garantizar un fructífera línea comercial. Con ese gran proyecto sellado, Arem quedó libre de compromiso. Pudo emplear más tiempo en el camino de la espada y en su devoción hacia Tyr, lo cual derivó en largas noches de sueños inquietantes que no sabía interpretar. Niets, su padre, pese a ser muy sabio, no lograba responder las preguntas de su hijo.

            Preocupado, acabó por recurrir a un sacerdote local, el cual rendía culto a San Cuthbert. En un acto de buena fe, el padre Ubaldo, trató de reconducirlo a su credo, pues pensaba que un dios lo reclamaba como servidor y no tomaba en serio a los dioses de Orenheim.

            Arem no tardó en darse cuenta y abandonó la tutela del padre Ubaldo. Resentido, ensilló un caballo y se retiró a una cabaña donde se refugiaban los Faust durante la época de caza. Allí padeció fiebres y alucinaciones en las que Tyr lo tomaba como su heraldo.

            Tras la experiencia mística se sucedieron dos largos años en los que cada noche las visiones le roban el sueño. Con el tiempo aprendió a interpretarlas y con ello a canalizar la voluntad del poderoso Tyr. Al final de aquellos años era capaz de lanzar los conjuros más simples.

            Cuando cumplió los veinte, y tras insistir mucho a Niets, volvió a Orenheim. Allí buscó un templo en honor a Tyr donde terminó su formación como clérigo, pero tan pronto como hubo abandonado el templo los asuntos familiares lo reclamaron.

            Una de sus hermanas, Nysse, había sido ofendida por uno burgueses que usaban la linea comercial y ahora Arem debía solventarlo, la situación derivó en dos meses de reyertas que muchas veces terminaban en duelos de honor que le valieron más de un hueso roto.

            Para cuando se acercaban sus veintidós primaveras su hermano mayor y primogénito, Niklas, lo puso al mando de unos mercenarios para que pacificase una zona de ruta con muchos bandidos. Dado su éxito también acabó cobrando diversas deudas para la familia.

            Unos meses antes de su veintitrés cumpleaños recibió una carta de su abuelo Torolf “Gamli”, en la cual se le comunicaba que los Holf y Faust esperaban que derrotase a la princesa Brumdir en el duelo a bastón y poder así contraer matrimonio con ella.

            Consciente de lo humillante que resulta ser derrotado en tal duelo, comenzó a redoblar sus entrenamientos, hasta que un día supo que el Gremio de Aventureros necesitaba gente para una búsqueda.

            Viendo una oportunidad de traer gloria a su familia, mejorar sus habilidades y, con suerte, encontrar algún objeto que lo ayudase a sobrellevar los terribles bastonazos de la princesa Brumdir, ensilló su caballo y tomó sus pertrechos, armas y armadura para poner rumbo a la cita.

            Años rodeado de usureros, sacerdotes que miraban mal a su patrón y cerca de tres años viajando espada en mano le han valido una personalidad agria, mientras que su ego se ha visto crecido por su elección divina y ser quien arregla los problemas familiares.

2 comentarios:

  1. "lo cual derivó en largas noches de sueños inquietantes que no sabía conducir." En mi vida me habría imaginado que a un clérigo de Tyr le fuera a preocupar no tener el B2. ¿No querrás decir interpretar, o algo así? Y en el penúltimo párrafo tienes una erratilla de orden de palabras: "algún encontrar objeto". El trasfondo está chulo, da para desarrollarlo, pero los nombres de todos los secundarios me parecen un espanto, que lo sepas. ¿Es el de 5ª?

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  2. Gracias, ya está corregido.

    Los nombres de los secundarios son nombres reales de gente que vive en tierras nórdicas, como sus motes, así que si son feos es porque la gente del norte no sabe hacer nombres. xD

    Sí, es el de 5º edición.

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